MATURÍN. El consumo de yuca amarga cobra la tercera vida en Monagas este año y además, deja 14 intoxicados. Esta vez la víctima es una niña de 2 años y los afectados son su mamá, seis hermanos, seis primos menores de 10 años de edad y una tía. El hecho ocurrió en San José de Buja, un asentamiento indígena ubicado al sur de Maturín.
Se trata del caso más grande que se ha registrado en este estado oriental en ocho meses. La pequeña se llamaba Omaira Rivas Hernández, quien consumió yuca amarga en forma de casabe, la única forma segura de ingerir este tipo de tubérculo.
Marisol Hernández Pildaín (27) preparó casabe para saciar el hambre de Omaira y sus otros hijos. Arrancó el tubérculo del patio de su casa, lo ralló y lo exprimió con un pedazo de tela para sacarle el yare, un líquido amarillo con alto contenido de ácido cianhídrico que es capaz de matar a una persona hasta en tres horas. Usualmente, los indígenas usan un sebucán para sacar esta sustancia. El sebucán es una herramienta hecha con palos y alambres para exprimir la harina de yuca amarga y eliminar las toxinas. La especie de torta crujiente también fue consumida por sus seis sobrinos y una mujer, a quienes también atendieron en la emergencia pediátrica y de adultos del Hospital Universitario “Dr. Manuel Núñez Tovar”, respectivamente.
Juan Carlos Rivas es el esposo de Marisol y contó lo que sucedió en su hogar. Mencionó que pasadas las 6:00 de la tarde del domingo sus familiares comenzaron a sentirse mal y por ello los llevó hasta el ambulatorio de San José de Buja, donde el médico les dijo que no tenían insumos para atenderlos y por ello regresaron de nuevo a casa. La mañana de este lunes, regresaron al centro de salud cuando los pequeños y la mujer comenzaron a vomitar. Argumentó que tiene un sembradío de yuca amarga en su casa porque preparan casabe para la venta y también para consumo propio.
Fuente El Pitazo
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