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El robo de celulares se convirtió en la “caja chica” de los delincuentes de Anzoátegui



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Especialistas aseguran que los delincuentes prefieren este artículo por ser más pequeño en comparación a un vehículo, y que concentra un gran valor. Aseguran que la mayoría de estos equipos son revendidos en el mercado negro internacional


“Dame el celular, maldito” fue una frase que se incorporó de repente a su conversación de WhatsApp y que no había sido escrita ni por sus dedos apremiantes ni por los de su receptor durante aquella noche del 12 de julio de este año.


Se trató más bien de una voz que resonó a su alrededor con cierta agitación y violencia en medio de la oscuridad, por lo que su corazón empezó a latir a todo galope y su respiración se aceleró.


Alberto Ramos de pronto entendió que al cabo de unos segundos se había convertido en la presa de un cazador nocturno, quien empuñando un cuchillo cerca de su cuello le exigió le fuese entregado su teléfono celular.


“Me estaban robando y apenas me dio chance de reaccionar. Todo pasó muy rápido”, es el único recuerdo que guarda el estudiante universitario de aquel desafortunado episodio que tuvo lugar en el sector Fundación Mendoza de Barcelona.


Y es que en la entidad, las historias de robos y hurtos de equipos de telefonía móvil caminan como una sombra detrás de muchos residentes de la región, quienes con molestia y frustración revelan haber sido víctimas de este delito al menos dos veces en lo que va de 2016.
Luis Cedeño, miembro de la asociación civil Paz Activa, explica que el arrebato de equipos celulares representa el 80 % de todos los robos y hurtos que ocurren en el país, esto porque son artículos de pequeño tamaño que concentran un gran valor.


“Extraoficialmente sabemos que al mes se pueden reportar 100 mil robos y hurtos de teléfonos celulares frente a los 180 mil carros que se reportan robados a nivel nacional durante el año, por ejemplo”, detalla Cedeño.


El sociólogo comenta que más del 90 % de los casos quedan sin ser denunciados, lo cual, añade, “ciega” a los cuerpos policiales, y no les permite trazar esquemas sobre cuáles son las zonas más calientes de cada sector.


“Es cierto que muchas personas no confían en los policías, y quizá no vayan a recuperar sus teléfonos, pero es necesario que los robos se reporten para que se tenga algún control, alguna estadística”, enfatiza el especialista.


Sobre recuentos y cifras, Cedeño critica que el gobierno sea tan hermético para ofrecer balances y estadísticas en este sentido, y cita una encuesta que realizó el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en el año 2012.


El también docente universitario señala que la encuesta de victimización del INE de ese año arrojó que durante esos 12 meses, un millón 500 mil personas de toda Venezuela alegaron haber sido despojadas de sus teléfonos celulares.


Destaca que desde hace un par de años, las operadoras de telefonía móvil del país han ido elaborando sus propias estadísticas sobre robos y hurtos de celulares, esto gracias a la optimización de sus sistemas para formular las denuncias.


El miembro de Paz Activa opina que es positivo que estas empresas hagan pública esta información, y además exalta las bondades de que se alíen entre sí para evitar que un equipo móvil con determinada línea telefónica que fue robado, sea activado en una nueva compañía.
Sin embargo, Cedeño revela que frente a estos bloqueos a nivel nacional, los delincuentes apuntan hacia el mercado negro internacional para efectuar la venta de los equipos, apalancándose en plataformas de oferta digitales.

Sin denuncias
La respuesta sobre el tema de las denuncias en las cinco estaciones policiales más importantes de la zona norte del estado Anzoátegui fue la misma: las personas no reportan los robos, por lo que la información al respecto es ínfima.

Sin embargo, en la sala situacional de la Policía del municipio Simón Bolívar poseen un registro de apenas 69 robos de teléfonos celulares en lo que va de año. El mismo informe señala que han detenido a 62 adultos y 20 adolescentes por cometer el delito, en 2016.

El comisionado agregado de la policía de Guanta, Hernán Rosales, asegura que en los robos y hurtos de celulares en la jurisdicción portuaria cayeron 95 % en lo que va de año, si se compara con el mismo período del año pasado.

Sí hace alusión a la recuperación de teléfonos inteligentes durante procedimientos policiales. Al respecto, precisa que en los últimos cuatro meses se llevaron a cabo 35, en los que pudieron recuperar 40 teléfonos.

Rosales sostiene que todos los casos tienen que ver con desmantelamiento de bandas delictivas e incautación de droga, por lo que los equipos celulares pasan a Fiscalía para la investigación pertinente.
¿Comercio ilícito?

La delincuencia parece tener aliados no tan anónimos en los centros de ciudades como Puerto La Cruz y Barcelona, con quienes incluso hacen tratos a plena luz del día, sin sentir pudor o temor de ser capturados.

El equipo reporteril del diario El Norte visitó bajo el anonimato algunos puestos de venta de repuestos y reparación de teléfonos celulares, en los que presuntamente comercializan artículos de procedencia ilícita.

Un sujeto de unos 25 años tiene su taller improvisado de teléfonos en las adyacencias de la calle Bolívar de Barcelona, específicamente del lado del bulevar 5 de Julio. Tras solicitar los precios de lo que vende, el hombre mira a los lados y casi que en suspiros suelta el monto.

“Yo te puedo conseguir los repuestos o las piezas más baratas, en comparación a como las venden las tiendas. Tú sabes, hay que rebuscarse de alguna manera, mi pana”, comenta con una risita que deja entrever el origen de su mercancía.

Como este, abundan los establecimientos prácticamente improvisados de este tipo en el centro barcelonés. Solo basta un pequeño estante, algunos instrumentos rudimentarios y la plena certeza de que no serán sancionados.

La calle Libertad de Puerto La Cruz le rinde honor a su nombre. Allí se apostan varios de estos vendedores ambulantes con la firme promesa de darte repuestos por un bajo costo, sin mostrar facturas de compra ni demostrar la procedencia de los artículos.

Al parecer, el negocio prolifera por la gran oferta de las piezas y la demanda de clientes, quienes inocentes o no conocedores de lo que sucede, buscan la alternativa más económica para mantenerse comunicados.
Por menos

Los teléfonos celulares que son robados son comercializados en el conocido mercado negro hasta por la mitad de su valor real. Debido a las restricciones que ahora imponen las telefónicas celulares para activar equipos de dudosa procedencia, los maleantes optan por venderlos por partes para que sirvan como repuestos.

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