El peso no es un indicador confiable del estado de la salud. Hay factores, como la grasa abdominal, que son más determinantes. En Latinoamérica, las mujeres ya alcanzan, en promedio, los 85 centímetros de cintura, medida límite inferior para comenzar a padecer el síndrome metabólico.
Las etiquetas de "delgado" y "sano" ya no van de la mano. Según los expertos, 25% de las personas que tienen sobrepeso no padecen de enfermedad alguna; ni diabetes ni hipertensión, que son padecimientos comúnmente vinculados con el tamaño del cuerpo. Igualmente, cada vez son más los pacientes considerados flacos que sufren algún padecimiento metabólico.
"Una persona es metabólicamente sana cuando todos sus valores bioquímicos están dentro del rango de la normalidad. Se considera actualmente que el peso como tal no estaría relacionado con el estado de salud de la persona. Hay individuos con ciertos kilos de más bastante saludables, o sujetos que se dedican, por ejemplo, al físicoculturismo, que tienen un peso mayor al que señalan los lineamientos para su altura, pero que están en perfectas condiciones físicas; y, hay pacientes que son bastante delgados cuyos valores están por encima –o por debajo- de lo normal y que tienen los triglicéridos y el colesterol altos, indicadores que los predisponen a enfermedades metabólicas", explica la doctora Ingrid Yépez, vicepresidenta de la Sociedad de Endocrinología y Metabolismo (SVEM).
La especialista señala que gracias a diversas investigaciones se ha llegado a la conclusión que para determinar el estado de salud de una persona no basta con tomar en cuenta su peso. Hace falta saber la cantidad de grasa y de tejido magro que posee así como la medida de la cintura. "Cuando hay un aumento del abdomen es una señal que hay un factor o varios que no están bien. Esta obesidad visceral es altamente dañina, pues es patológica. Es un tejido que no cumple ninguna función. Además, se generan sustancias, interleuquinas y aterogénicas, que causan daños vasculares o resistencia a la insulina", expone Yépez, quien manifiesta que es preocupante ver a una persona delgada con un abdomen pronunciado porque esto significa que hay una propensión a ciertas enfermedades. Es pocas palabras: hay personas delgadas (inclusive, que no se plantean hacer ejercicios por ser "bajos de peso"), que padecen a consecuencia de diabetes, hipertensión e hipercolesterolemia, que ponen en riesgo sus vidas.
Asegura la doctora que en un estudio reciente hecho en Latinoamérica se evidenció que los valores de cintura están en aumento. Es decir, cada vez más el abdomen sirve de depósito a una grasa que no es activa y que es muy dañina. "Es más, ya las mujeres de esta lado del mundo alcanzaron los 85 centímetros promedio de cintura, que es considerada como la medida límite inferior para comenzar a padecer del Síndrome Metabólico", lo que indica que la grasa visceral está ganando terreno.
Conforme a lo informado por la especialista, sin importar la edad o el peso, deben agotarse todas las opciones para practicar alguna actividad física, por lo menos, 150 minutos semanales. "Lo aconsejable es, por lo menos, hacer 30 minutos diarios de actividades físicas combinando lo aeróbico (con lo que se eliminan triglicéridos y hay activación de la glucosa) con lo anaeróbico (que conserva la tonicidad muscular y ósea)".
En cuanto a la pérdida de peso del venezolano, que, según varios medios nacionales, ha llegado hasta 20 kilos en el caso de los hombres y 10 en el de las damas, la médica refiere que es una situación crítica que podría traer muchos problemas. "Hemos evidenciado que debido a los altos costos de la proteína animal y las leguminosas ha bajado mucho su ingesta, lo que ocasiona que la gente no esté nutrida y no cumpla con una dieta balanceada. Pero no hay una pérdida de peso únicamente, también la hay, y muy importante, de masa muscular, por lo que las personas se ‘secan' (como lo hacen pacientes con enfermedades graves y crónicas). Por otro lado, también hay un punto positivo: muchas personas han reducido el consumo de refrescos y chucherías que contienen calorías vacías, lo que a su vez baja el sodio, las grasas y los azúcares", menciona la vicepresidenta de SVEM.
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