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EN VENEZUELA; Aumenta el número de niños pidiendo comida en las calles



Tristeza es el sentimiento que se vive cuando un niño le toca el brazo a una persona en algún sitio y expresa la frase: “Señor, me da algo para comer, es que no he comido durante todo el día”. Muchos atribuyen esta situación a la realidad país que se está viviendo en Venezuela, y aunque la problemática no es nada nueva, en las últimas semanas el número de niños pidiendo en la calle es considerable y alarmante. 


En Anaco es muy notorio verlos apostados en las entradas de las panaderías o centros comerciales, igualmente en las puertas de restaurantes o negocios donde se expende algún tipo de comida y en la cual los comensales puedan apiadarse de ellos y ofrecerles una pieza del plato que estén degustando en el momento.


“Cómo es posible que estemos en estas condiciones teniendo un país tan rico y que nuestros niños, los que llamamos el futuro de la nación, estén en estas circunstancias mientras los que están en el poder en cada una de sus dimensiones se hacen los de la vista gorda ante esta problemática que se les está saliendo de las manos”, expresó Carmen González.


La fémina también aseguró que en varias oportunidades los ha visto recorrer las calles y tocando las puertas de las casas para pedir comida. Asimismo, exhortó a las autoridades municipales a tomar cartas en el asunto y aplicar las medidas pertinentes para solventar esta realidad que viene presentando el municipio y de forma particular la ciudad gasífera.


Otro de los consultados es Raúl Villanueva. Éste dejó bien en clara su postura al asegurar que los padres son los responsables de que existan tantos infantes en estas condiciones, pues a su juicio, son ellos quienes los mandan a pedir con la intención de saciar sus necesidades personales sin pensar en los riesgos físicos que estos puedan sufrir.
“Eso es una explotación que le hacen los padres. Los mandan a pedir porque saben que los adultos de alguna u otra forma se apiadan de ellos y les dan incluso dinero que luego le quitan. Por eso cuando me han pedido les digo que no tengo, porque no voy a contribuir con la irresponsabilidad de esos hombres y mujeres”, acotó.


Algunos de los anaquenses aseguraron que muchas veces le otorgan el bienestar al ver la cara de inocente de los pequeños, pues coinciden que en ellos ven reflejados la realidad de un país destruido y en el cual no desean ver inmerso a sus hijos.


De igual forma expresaron su dolor al ver que en ocasiones estos pequeños han caído en peleas callejeras por ver quién se adueña del dinero o quién reúne más durante el día.

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